Docente de la Facultad de Ingeniería UdeC, explica cómo funcionan estas herramientas y su proyección en el futuro.
En pocos días comienza el invierno; sin embargo, las bajas temperaturas y el frío ya se han hecho sentir obligándonos a calefaccionar nuestros hogares, que es donde más permanecemos estando en pandemia, siendo la calefacción a leña la más común y, al mismo tiempo, la más contaminante.
La calidad del aire es una de las prioridades en materia de gestión ambiental en Chile. Actualmente, el 75% de las energías en los hogares provienen de fuentes contaminantes, exponiendo a la población a niveles de contaminación superiores a los estándares establecidos. Es la red de monitoreo de calidad del aire del Ministerio del Medio Ambiente la encargada de medir el material particulado en sus fracciones respirable: MP10 y fina MP2,5.
Al respecto el ingeniero civil industrial y docente de la Facultad de Ingeniería UdeC, Jorge Jiménez (en la imagen), comenta que la calidad del aire, en el caso de la zona centro sur del país, está asociada más bien al tema de la calefacción con leña, “la gran mayoría de las personas pasa más tiempo en los hogares por el aislamiento social y el teletrabajo, y se ha notado un efecto de mayor cantidad de humo, en las tardes sobre todo en las ciudades interiores”, comenta.
¿Qué implica una alerta ambiental?
Tiene que ver con condiciones meteorológicas propicias para acumular la contaminación cerca del suelo. De alguna forma lo que se trata de hacer a través de la gestión de los episodios es, por ejemplo, que no se use leña, ya que estos problemas están asociados al consumo de este combustible. Si bien es cierto, los planes de descontaminación están actuando, el recambio de tecnología y el recambio de combustible es lento, entonces en los siguientes años tendremos episodios críticos o una mala calidad del aire, porque se necesita un nivel de recambio importante para recién establecer los valores a una condición de cumplimiento de normas.
¿Dónde se ve más afectada la calidad del aire?
Esto es algo que está ocurriendo incluso en las ciudades que están con planes de descontaminación, es mucho más marcado incluso en las ciudades más al sur, por ejemplo, Osorno, incluso en la Región del Biobío donde tuvimos la primera alerta ambiental.
Ahora el que estén actuando estos planes de invierno no significa que las ciudades que no tengan planes de descontaminación o no cuenten con sistemas de alertas tengan buena calidad del aire. Lo preocupante es que las ciudades que ya tienen un plan son las que están generando estos boletines. Cuando uno espera que ocurran malos episodios de calidad del aire, por ejemplo, en Chillán, es de esperar que todas las ciudades o pueblos cercanos tengan las mismas malas condiciones de ventilación. Santiago tiene un perfil un poco distinto a las fuentes que aportan contaminación en relación a las nuestras, de hecho ellos tienen una fuente importante por su parque automotriz y por ende, de alguna forma, deben gestionar la cantidad de vehículos que se están desplazando, principalmente particulares, entonces la restricción apunta a evitar que salga tanto vehículo, incluso restringieron autos más antiguos, aunque tengan sello verde.
¿Cómo se establecen estas alertas?
El Ministerio del Medio Ambiente utiliza, a nivel central, modelos predictivos para poder generar episodios de gestión de calidad del aire, de hecho es uno de los requisitos para generar estas alertas. Como Universidad de Concepción también implementamos modelos predictivos en el marco del proyecto Respira Biobío, con el apoyo de fondos Corfo, que abarca la Región del Biobío, Chillán y Los Ángeles.
Lo que nos jugó en contra fue el tema del coronavirus, porque de hecho nuestro proyecto se basaba en hacer alertas tempranas de aumento de frecuencia de consultas en los sistemas de salud. Esta plataforma, por un lado, permitía predecir los factores que gatillaban este tipo de condición y generaba un boletín de alerta para saber si tendrás una mayor demanda en el sistema de atención de urgencia. Sin embargo, tanto el año pasado como éste han sido muy distintos en comportamiento, por el confinamiento todo ha estado apuntado a los esfuerzos covid.
¿Desde la comunidad, cómo podemos aportar a mejorar las condiciones del aire?
Lo cierto es que estos planes vienen para quedarse, eso no es una cosa que depende de un gobierno, de unos años, sino que son metas que son a 10 o 15 años, por lo tanto, cuando ya comienzan a avisar que existe restricción al uso de leña, probablemente uno tiene que pensar en buscar alternativas para calefaccionarse sin necesidad de ocupar tanta leña o dejar de ocuparla definitivamente.
Y antes de comprar un tipo de calefacción, evaluar la mejora de la aislación de la vivienda; el techo, las ventanas o los muros. Existen instrumentos que entrega el Estado a los que se puede postular a través de subsidios de reacondicionamiento térmico, que no solo mejoran el tema de la aislación, también reducen el ruido. De alguna manera una casa aislada mejora otros factores, tiene otros beneficios.
Fuente: https://comentarista.emol.com/2245310/17678217/Facultad-de-Ingenieria-UdeC.html