Columna de opinión por:
Diego Orrego Brito
Ingeniero Civil Industrial y Magíster en Ingeniería Industrial de la UdeC
Expresidente del CAAIND
Director de Felicidad de Clínica Dental Cumbre Sur
Co-fundador y socio consultor de FBL Consulting
Al momento de ser jefe en una empresa se otorga a esa persona la denominación inevitable de líder. Un jefe en una empresa está a cargo de dar dirección al trabajo de un grupo de personas de acuerdo a la estrategia de la organización. Hoy en día, la estrategia es la que le da vida a las organizaciones, la qué hace que éstas sean únicas. Es por esto que un jefe se vuelve un representante de la estrategia de la empresa y, la empresa espera que el jefe pueda persuadir y/o convencer a su equipo para que puedan desarrollar esta estrategia. En mi opinión, las empresas buscan que el jefe sea un líder qué convenza a su equipo de trabajo, qué logre hacer que éstos persigan los objetivos de la empresa, pero no siempre estos objetivos son claros e inevitablemente es el equipo de trabajo quién da vida a la estrategia, es quién lleva la estrategia a la operación.
Bajo esta premisa, las empresas quizás no busquen un líder, a mi parecer buscan un negociador o alguien que éste convenciendo constantemente. Debido a esto las empresas han recurrido a la literatura y han tachado esta necesidad con el nombre de liderazgo. Pero paradójicamente la literatura no define a un líder por su capacidad de convencer, lo define por la capacidad de entablar relaciones saludables y hacer lo correcto. Ser un líder, según algunos autores que estudian el liderazgo, se puede lograr con tres características:
• Conocerse a sí mismo: ser capaz de conocer que me gusta y que no me gusta, que hago bien y que hago mal.
• Empatía: este concepto está muy usado y manoseado, pero es básicamente lograr percibir las emociones y sentimientos de los otros, por ejemplo saber cuándo una persona está sufriendo o está teniendo alegría.
• Escuchar: acá me detengo, pero me detengo de verdad. Esta capacidad es lo más básico de un buen liderazgo. Es ese escuchar que va desde adentro, el de entender que yo como líder estoy hablando con una persona y, por ser una persona es necesario escucharlo atentamente, de forma activa, o sea, entender lo que la persona está diciendo y lo que también deja de decir. Pero acá no basta con darse el tiempo para que la otra persona hable (asentir o decir entiendo, o completar la oración no es escuchar), escuchar es poder comprender la idea de la otra persona y desde ahí construir, eso es escuchar de verdad.
En ningún momento la literatura define que una actitud esencial de un líder sea convencer o persuadir. Por lo que plantear a los jefes de hoy en día como un líder que convence a su equipo de hacer lo que la empresa quiere, se vuelve insoslayablemente una mochila muy pesada. Lo que las empresas necesitan es redefinir el concepto de líder o quizás dejar de utilizarlo, ya que si pensamos en las características anteriores estamos hablando de ser una persona más humana, de ser una persona que aporte a la sociedad.
Por ende, quizás no necesitemos jefes que nos persuadan de lograr los objetivos de la empresa, al contrario necesitamos jefes más humanos que construyan espacios de trabajo saludables y que logren valorar a las personas no solo por lo que aportan en su trabajo, también por lo que son en su casa, en su barrio y con sus amigos, en fin cómo seres positivos en una sociedad.
Es por esto que los jefes necesitan ser más humanos, necesitan aportar a construir vidas significativas en sus equipos de trabajo. Cómo mencioné al principio, es el equipo de trabajo quién da vida a la estrategia, es por esto que el equipo de trabajo necesita ser escuchado en sus necesidades para poder desarrollar una estrategia que aporte de forma significativa al entorno y la misma empresa. En esta época donde se habla de la inclusión laboral, de preocuparnos de gestionar los factores psicosociales que van ligados a la salud mental, de hacer un impacto positivo más allá de la productividad y de poder construir organizaciones sustentables en el tiempo para dar seguridad al entorno es necesario que tengamos líderes, pero no el líder que actualmente las empresas en Chile tienen en mente, necesitamos jefes que sean humanos, personas que puedan preocuparse por el desarrollo saludable de su equipo de trabajo. En conclusión y pasando de un pensamiento a la acción, yo me haría esta pregunta y la pondría en ejercicio para encontrar una respuesta: ¿Al plantearle a un jefe que sea más humano, el ser más humano se volverá una mochila muy pesada?